Saborear la infancia
Leonor Tamayo Para un niño, la naturaleza debía ser ya en sí emocionante, apasionante, precisamente porque la naturaleza no tiene prisa ni necesita aditivos. Un niño debería tener siempre las manos sucias de barro o los pantalones de verdín. “Yo sabía que la vida, ala fuerza, tenía […]
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