Santos Padres Cirilo y Metodio

Al inicio de la separación de la Iglesia Occidental de la Iglesia Ortodoxa Universal se observa una tendencia de los eslavos a recibir la fe cristiana. El Señor, evidentemente, los llamó para integrar Su Iglesia y eligió para ellos a los hermanos Equiapostólicos Cirilo y Metodio, grandes predicadores de la fe.

Cirilo (en el mundo Constantino), y Metodio nacieron en Macedonia en la ciudad de Solonica. Metodio ingresó al servicio militar después de finalizar su educación y fue gobernante de una región eslava. Sin embargo, al poco tiempo, él decidió dejar el modo de vida mundana, y tomó los hábitos en el monasterio que se encuentra en el monte de Olimpo. Constantino desde la niñez demostró una capacidad increíble, y recibió una instrucción excelente junto al, entonces adolescente, emperador Miguel 3 en la corte imperial, en la cual los educaba el famoso Focio que posteriormente fue patriarca de Constantinopla: Después de finalizar sus estudios, Constantino podía tener en el mundo brillantes éxitos, pero su corazón ardía de amor por Dios, y los bienes terrenales no lo atraían. Algún tiempo enseñó clase de Filosofía, su materia preferida, en una escuela de Constantinopla, pero al poco tiempo dejo ese lugar y se radicó en el monasterio con su hermano Metodio. Aquí juntos se dedicaron al ayuno y a la oración, hasta que la Providencia del Señor los convocó al servicio de predicar a los pueblos eslavos.

Para nosotros, los rusos, es digno anotar, que ante esta vocación, el Señor trajo a estos grandes hermanos para que estén dentro de los límites de nuestro país. En el año 858 los josares, pueblo del Cáucaso, que acampaba en el sur-este de la actual Rusia, pedían predicadores de fe, al emperador Miguel. A solicitud del patriarca Fotio, los santos hermanos llegaron a Kersones. Aquí ellos vivieron aproximadamente dos años, estudiando el idioma de los josares y hallaron las reliquias del Santo Mártir Clemente, obispo de Roma, exiliado aquí al final del primer siglo. Entre los pueblos eslavos, los primeros en convertirse al cristianismo, fueron los búlgaros. En Constantinopla la que puso el cimiento fue la hermana del príncipe búlgaro Boris. Ella recibió el bautismo con el nombre de Teodora, y fue educada en el espíritu de la santa fe. Alrededor del año 860 ello regresó a Bulgaria y comenzó a persuadir a su hermano para que tome el cristianismo. Boris se bautizó tomando el nombre de Miguel. Los santos padres Cirilo y Metodio estuvieron en esta ciudad y con sus prédicas mucho contribuyeron a fortalecer en ella el cristianismo.

Desde Bulgaria, la fe cristiana se propagó hacia su vecina Serbia. Después que fueron instruidas en la fe Bulgaria y Serbia, aparecieron en Constantinopla los embajadores del príncipe moravo Rostislav con este pedido: “Nuestro pueblo profesa la fe cristiana, pero no tenemos educadores, que puedan explicarnos la fe en nuestro idioma natal. Tráiganos esos educadores.” Se alegraron, el emperador y el patriarca y, al convocar a los hermanos, les propusieron ir con los moravos.

Para obtener en la predica un gran logro San Cirilo consideró necesario traducir al idioma eslavo las Santas Escrituras y los libros referentes a las ceremonias religiosas, ya que según las palabras de San Cirilo, predicar, solo oralmente, es lo mismo que escribir sobre la arena. Previo a la traducción había que crear un alfabeto eslavo con caracteres eslavos. Para esta gran obra San Cirilo, siguiendo el ejemplo de los apóstoles, se preparó orando y ayunando cuarenta días. En cuanto el alfabeto estaba preparado, San Cirilo, tradujo al idioma eslavo, selecciones del Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles. Algunos cronistas comentan, que las primeras palabras escritas en el idioma eslavo, fueron del Apóstol Evangelista San Juan “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1).

En el año 863 los Santos hermanos fueron a Moravia con sus discípulos Gorasdom, Clemente, Sava, Naum, y otros. La realización de los oficios, y la lectura del Evangelio, en el idioma eslavo, atrajeron pronto a los corazones de los moravos y les dieron supremacía sobre los predicadores germanos.

Los predicadores germanos y latinos envidiaban este éxito y de todas maneras oponían resistencia a los santos hermanos. Ellos transmitían al pueblo el pensamiento, que la palabra de Dios se puede leer, solo en tres idiomas, en los cuales estaba realizada la inscripción en la Cruz del Señor, es decir en: hebreo, griego y latín. A Cirilo y Metodio, los llamaban (consideraban) herejes, ya que estos santos hermanos predicaban en idioma eslavo, finalmente, se quejaron de ellos, al Papa Nicolás.

El Papa quiso ver a los santos hermanos. Respetando al Papa como a uno de los patriarcas, los hermanos fueron hacia Roma, con la esperanza de encontrar ayuda en él, para el santo propósito. Ellos llevaban consigo parte de las reliquias del Equiapostólico San Clemente, papa de Roma y las sagradas escrituras traducidas por ellos. El Papa Nicolás I° falleció antes de verlos. Su sucesor el Papa Adrián, deseoso de pacificar la Iglesia, recibió con gran estima a los santos hermanos. Él fue a su encuentro en las afueras de la ciudad, acompañado por el clero y por muchas personas, recibió de ellos las santas reliquias y con respeto las colocó en la Iglesia de San Clemente, y los libros traducidos al idioma eslavo, los colocó sobre el trono de la antiquísima Basílica de Santa María Mayor. Al poco tiempo de su llegada a Roma, San Cirilo cayó gravemente enfermo. Él legó la continuación de la gran obra a su hermano, falleciendo en paz el 14 de febrero del año 869.

San Metodio cumplió con el legado de su hermano: al volver a Moravia siendo ya arzobispo trabajó aquí 15 años. Todavía en vida de San Metodio desde Moravia el cristianismo se propagó a Bohemia. El príncipe Boreas de Bohemia, recibió de él su bautismo. Su esposa Ludmila (que posteriormente fue mártir), y muchos otros tomaron su ejemplo. A mediados del siglo 10 Mechislav, príncipe polaco, se casó con la princesa Dombrovka de Bohemia, después de lo cual sus súbditos tomaron la fe cristiana.

Posteriormente, estos pueblos eslavos, con el esfuerzo de los predicadores latinos y los emperadores germanos fueron apartados de la Iglesia griega, bajo la autoridad del papa de Roma, a excepción de los búlgaros y de los serbios. Pero todos los eslavos aun hasta la actualidad, mantienen viva en la memoria a los Santos iluminadores (instructores) y la fe ortodoxa que ellos trataban de establecer entre ellos. La santa memoria de los Santos Cirilo y Metodio sirve como eslabón de unión entre todos los pueblos eslavos.

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