Santo Apóstol Santiago Hermano del Señor

El apóstol Pablo en las cartas a los Galatos escribe que junto al apóstol Pedro eran venerados como pilares de la iglesia, el apóstol Santiago y Juan. San Santiago era el hijo de José Obruchnik,( el carpintero ) hijo de su primer esposa, y por ello en el Evangelio se le llama hermano del Señor. Según las profecías el Señor Jesucristo se le apareció después de Resucitar y lo nombró obispo de la iglesia de Jerusalén. De esta manera sobre el apóstol Santiago recayó un mandato especial: no fue a evangelizar con diferentes sermones por diferentes países como los demás apóstoles, sino que ejercía el sacerdocio y enseñaba en Jerusalén, siendo muy importante para el mundo cristiano, como cabeza de la iglesia de Jerusalén, era el principal en el sínodo de Apóstoles en Jerusalén en el año 51. Su voz era la que decidía, y lo propuesto por él quedó como resolución del Sínodo Apostólico (hechos cap. 15). Esta circunstancia tiene un significado importante, ya que los católicos pretenden jerarquizar solo al apóstol Pedro como cabeza de la iglesia y con ello ratificar esta jerarquía con el papa Romano.

El significado del apóstol Santiago se ratifica aún más por su vida piadosa. Era un severo hacedor, no tomaba ni vino ni otras bebidas alcohólicas, ni comía carne, usaba solo ropa de lino. Tenía la costumbre de ahislarse para la oración en el templo y allí hincado oraba por su pueblo. Tan a menudo lo hacía que la piel de las rodillas era ruda.

Su trabajo era duro: ya que se encontraba entre los enemigos más fanáticos de los cristianos. Pero actuaba con tal benevolencia y justicia por lo que era respetado no solo por los cristianos sino hasta los hebreos lo llamaban el apoyo del pueblo y justiciero. Siendo obispo de Jerusalén cerca de 30 años, divulgó y aseguró la santa fe en Jerusalén y en toda Palestina. Cuando el apóstol Pablo en su ultimo viaje visitó al apóstol Santiago, en aquél entonces se reunieron los presbíteros y acerca de lo logrado con su prédica a los hebreos le dijeron lo siguiente: “Ves, hermano, cuantos miles de hebreos creyeron y todos son celosos de la ley” (Hechos 21:20). Muchos hebreos se dirigían a la Iglesia solo por confiar en la palabra del justo.

Observando esta influencia sobre el pueblo, los jerarcas hebreos comenzaron a preocuparse de que todos se volvieran a Cristo, y decidieron aprovechar la ausencia temporaria de Efesto y la venida en su lugar de Albín (año 62 D.C.) para obligar a Santiago a abdicar de Cristo o sino matarlo. El sumo pontífice en ese entonces era un saduqueo ateo Aván. Ante una multitud de gente llevaron al Apóstol al pórtico del templo y luego de ciertas palabras lisonjeras con desdén le preguntaron;” ¿Cuéntanos acerca del crucificado? — ¿Ustedes me preguntan por Jesús? “—con voz fuerte habló el justo – “Él está en los Cielos a la derecha de las fuerzas del Todopoderoso y nuevamente volverá a través de las nubes celestiales.” En la multitud había muchos cristianos quienes exclamaron con alegría, “Osana al Hijo de David!

Los sumos pontífices y escribas exclamaron: “Oh, hasta el justo está obnubilado”! — y lo tiraron al suelo. Santiago pudo todavía arrodillarse y dijo: “Perdónalos Señor! Ellos no saben lo que hacen”! — “Tirémosle piedras.” –gritaron sus enemigos, un sacerdote de la tribu de Rijava (ellos no tomaban vino, vivían en carpas, no plantaban trigo, ni parras) y comenzó a convencerlos diciendo: “¿Qué hacéis ven el justo reza por ustedes? En ese instante un no creyente de oficio tendero golpeó con su “valk” al apóstol y lo mató. Junto a él fueron muertos muchos cristianos.

El historiador hebreo José Flavio citando las causas de la decadencia de Jerusalén dice que Dios castigó a los hebreos, entre otras cosas por la muerte del justo Santiago. El apóstol Santiago poco antes de su muerte escribió su epístola. El principal fin de la epístola—era consolar, afianzar a

los convertidos hebreos durante los martirios que iban a ser sometidos y protegerlos contra el extravío ya que solo la fe podía salvar al hombre. El santo apóstol explica que solo la fe, sin obras de caridad—es muerta y no lleva a la salvación. Las profecías de la iglesia le adjudican al apóstol

Santiago la composición del antiquísimo grado de la Divina Liturgia.

Tropario: Alumno de Dios, aceptáste la verdad del Evangelio; fuiste, como mártir no descrito; audaz como hermano de Cristo, oraste como jerarca! Reza a Cristo Señor, salve nuestras almas.

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