La equiapostólica princesa Santa Olga

 

En el año 862, los eslavos de Novgorod llamaron a Riurik para que los gobernara. Dos de sus compañeros Ascold y Dir, buscando fortuna se fueron de Novgorod al sur del país. A orillas del río Dnieper vieron la ciudad de Kiev y la conquistaron. Desde aquí, en le año 866, realizaron una incursión a Constantinopla. El emperador Miguel III y el patriarca Fotios elevaron sus oraciones a Dios, y, después del oficio de Vísperas realizado en el templo de Vlajern, salieron en procesión a las orillas del Bósforo. Durante la procesión sumergieron la vestimenta de la Virgen en las aguas del golfo. El mar, hasta ese momento tranquilo, repentinamente se agitó y destruyó las naves de los rusos. Muchos de ellos perecieron. Los que pudieron volver a casa lo hicieron quedando muy impresionados por la ira de Dios quien los castigó de esta manera. (Este acontecimiento posteriormente originó la festividad del Manto de la Madre de Dios.).

Al poco tiempo, llegó de Grecia a Kiev, un obispo quien comenzó a predicar a los rusos al Señor Salvador y a hablar de los milagros de Dios relatados en el Antiguo y Nuevo Testamento. Los rusos, al oírlo decir que los 3 niños no se quemaron en el horno de babilonia (Daniel cap. 3) interrumpieron al predicador y dijeron: “Si no vemos algo parecido, no creeremos en tu historia.” El obispo, después de rezar a Dios, se atrevió a poner el Evangelio en el fuego. El Evangelio permaneció intacto, hasta las cintas que marcaban las hojas preparadas para la lectura, no se quemaron. Debido al impacto de este milagro, muchos de ellos se bautizaron.

Posteriormente sobre la tumba de uno de estos cristianos fue erigida la iglesia San Nicolás Milagroso.

Después de Riurik, su pariente Oleg gobernó el país. Oleg conquistó Kiev y realizó una campaña bastante exitosa contra Constantinopla (906) concertando un tratado muy ventajoso para Rusia, un contrato comercial con los griegos. El hijo de Riurik, Igor en el año 945, después de otra guerra, nuevamente concertó un tratado comercial en Constantinopla. Al relatar este hecho, el cronista recuerda que la guardia del príncipe juró en Kiev la observancia de este tratado: los paganos delante del ídolo Perún, y los cristianos — en la catedral de San Ilías. Esto indica que en Kiev, durante el gobierno de Igor hasta en su guardia había cristianos. La esposa de Igor, la princesa Olga se destacaba por su belleza, su castidad y su mente clara. Al enviudar, debido a la corta edad de su hijo Sviatoslav, gobernó la tierra rusa. Cuenta la crónica que para los enemigos de su patria era temible y terrible. El pueblo la amaba y la estimaba como a su propia madre por su misericordia, su sabiduría y su sentido de justicia. Santa Olga a nadie ofendía, juzgaba con la verdad, imponía los castigos con clemencia, amaba a los indigentes, a los ancianos y a los lisiados. Escuchaba, pacientemente toda petición que se le dirigía y complacía, gustosamente, las peticiones justas.

Cuando Sviatoslav si hizo hombre, la princesa Olga pudo dedicarse más al altruismo. Predispuesta hacia el cristianismo por sus pláticas con los sacerdotes de Kiev, conoció la superioridad de la santa fe sobre la paganismo y resolvió, en el año 957, bautizarse. La antigua historia cuenta que para ello viajó a Constantinopla y que el sacramento lo realizó el patriarca Poliecto. El emperador Constantino fue su padrino. A Santa Olga si fue dado el nombre de Elena. Una vez cristiana, Santa Olga trató de convencer a su hijo a hacerse cristiano, pero el guerrero Sviatoslav, no cedió a sus persuasiones. “La guardia se reirá de mi” — decía él, sin embargo no prohibía a sus súbditos a bautizarse. De regreso a su patria, Santa Olga se dedicó plenamente a la devoción cristiana y a la difusión de la fe de Cristo entre sus súbditos.

Según la crónica del antiguo escritor, Santa Olga, “al conocer al verdadero Dios, Creador del cielo y de la tierra, y al recibir al bautismo, destruyó los lugares demoníacos (los ídolos de los templos paganos) y comenzó a vivir, según los preceptos de Jesucristo, amando a Dios con todo su corazón, con toda su alma; siguió a nuestro Señor Dios en todas sus obras bondadosas iluminándose con ellos, vistiendo a los desnudos, saciando a los sedientos y calmando a los peregrinos, a los indigentes, a las viudas y a los huérfanos, compadeciéndose de todos y entregando a todos lo que les era necesario, con serenidad y con amor en su corazón.”

Falleció Santa Olga en le año 969. Su cuerpo fue encontrado imperecedero durante el gobierno de Vladimiro quien los depositó en la iglesia de Desiatina. En Rusia esta fue la primera ocasión de apertura de las reliquias. Posteriormente, Dios mediante los milagros glorificó las reliquias de la princesa Olga que fue canonizada.

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