Dios me regaló el amor de mí vida y un nuevo camino
Los bautizos de las personas latinas en la parroquia de San Nicolás de Serbia se están transformando en algo frecuente. Esta vez, nuevamente tenemos la oportunidad de compartir esta alegría con uno de los feligreses. La persona que se ha convertido en ortodoxo, pasó a través de un camino muy largo por varios países, mentalidades y culturas hasta que descubrió el corazón de la Fe Ortodoxa. Y lo que más nos impresionó, fue su decisión de bautizarse junto con su hija de 7 años.
Con el nuevo feligrés habló nuestra corresponsal Maria Derzhavina.
— Juan, ¿puedes compartir con nosotros la historia de tu vida?
– Mi nombre es Juan. Nací en la ciudad de Lima Perú. Actualmente vivo en la ciudad de Santiago en Chile con mi hija de 7 años y mi actual pareja a quien amo mucho. Trato de vivir mi vida dignamente y muy agradecido a Dios por todo lo logrado en mi vida a la vez de intentar de no dañar a nadie. He tratado de cumplir con cada mandamiento entregado por Dios basándome en los principios infundidos durante mi niñez, la cual fue muy ligada a la religión católica influenciada por una costumbre familiar. Fui bautizado sin derecho a elegir. Más hoy en día, tengo una plena conciencia de lo que es la verdadera Fe y el sendero correcto del cristianismo teniendo como único horizonte a Dios.
Me considero muy humanista y a veces defensor de lo que creo correcto como persona, padre y pareja. También me considero una persona con un alto índice de empatía a quien no le gusta las injusticias, el egoísmo y muchos otros defectos que como seres humanos hoy en día nos han alejado cada vez más de Dios, eso nos mantiene ciegos sin permitirnos ver el verdadero propósito del Creador y toda esa esencia, basada en valores, creencias y principios correctos. Lo importante de esta historia, es que hoy siento que me he vuelto a reencontrar con Dios, considero que nuevamente ese camino perdido y confuso hasta hace unos días, ha vuelto a mí como un perdón y reconciliación, porque durante varios años caminé como un ciego, sin rumbo, con errores y tropiezos debido a mi distanciamiento de la Iglesia y de nuestro Padre.
— ¿Qué es lo que te impulsó a dejar el Catolicismo y a dirigir tu vista hacia la Ortodoxia?
Hace años dejé de ir a mi propia iglesia, ya que no encontraba sentido alguno. Con respecto a la religión Ortodoxa solamente había oído de ella como una creencia más en Dios, no tenía ninguna motivación que me llevara a querer saber sobre lo que eso significaba, hasta que conocí a mi pareja actual que es rusa ortodoxa. A través de ella empecé a encontrar el sentido de volver a la Iglesia. Al principio las doctrinas me parecieron similares a la iglesia católica, la gran diferencia fue como la impartían. Acá todo era más profundo, comprometido, real, con más vocación o sentido de fe cristiana y que dentro de sus feligreses, a pesar de todo, existe un gran respeto hacia la iglesia, lo que hoy en día no ocurre en catolicismo o inclusive en algunas sectas que son cada vez aparecen más, y en ellas sólo se pueden encontrar personas confundidas y fácilmente manipulables por otras que lo único que anhelan es un bienestar material, sin conocer Quién es o lo que significa Dios para nosotros. Lamentablemente, lo he visto en varios países de Latinoamérica. Nadie asiste a la iglesia por un sentido de creencia en el Señor. Nadie toma los Sacramentos para obtener la bendición del Creador. Simplemente lo hacen como una formalidad. Un ejemplo es el matrimonio. Todos quieren tomar éste Sacramento sólo para lucir bien con un vestido costoso y lindo y tener una ceremonia solemne. Y nadie lo hace por buscar el verdadero propósito. Que es la bendición de Dios.
–-¿Qué te dio la Ortodoxia?
Me entregó la sensación de volver a nacer y tener una reconciliación con Dios. Y cuando digo volver a nacer es volver a creer nuevamente. Comenzar desde cero. Uno puede ver en la Iglesia el respeto a Dios, el amor, la vocación. Aunque sea por unos momentos, encuentras lo que yo llamo “La paz espiritual”. Después de muchos años, volví a sentir que Dios está aquí. En la iglesia católica lo sentí cuando era niño, pero después se fue desvaneciendo. Yo visitaba muchas comunidades de distintas sectas como mormona, Testigos de Jehová, evangelista, pero no lo volví a sentir como antes. Más lo único que encontraba eran sólo decepciones. Pero luego, al conocer la Iglesia Ortodoxa, el sentimiento de mi niñez, reapareció, volvió a nacer. Sólo en aquel momento sentí que tenía que volver a Dios y a mi vida cristiana. Creo que durante la vida, necesitamos ver, saber escuchar y así poder aprender, para así de esta forma tomar el sendero correcto así y de esta forma discernir acerca de las decisiones correctas, tal vez eso es lo que Dios busca en nosotros: Que en algún momento de nuestra vida hagamos una introspección de nosotros mismos, de esta manera, y sólo así podamos comprender que la iglesia es Su Hogar, que Su Palabra no se dicta como una obligación o un deber, más bien es el derecho como sus hijos; entender lo que Él significa en nuestras vidas, de esta manera apreciar desde lo mínimo hasta lo más grandioso que nos regala cada día, desde que abrimos los ojos hasta que los cerramos al anochecer. Donde lo más valioso desde mi punto de vista, es agradecer cada vez por un día más de vida.
-¿Qué impresión te dio tu Bautismo? ¿Qué sentiste?
Por un momento mientras se estaba realizando el Bautismo, sentí que Dios me había perdonado. Tengo un profundo agradecimiento hacia mi pareja y al sacerdote ortodoxo el reverendo padre Dusan, quienes me guiaron nuevamente e impulsaron a tomar una gran decisión, el de pedir el bautismo para mí y para mi pequeña hija Sofía, quien jamás recibió este sacramento bajo ninguna religión.
Creo que también contribuyó enormemente lo que pude percibir en la comunidad ortodoxa, donde conocí a personas muy agradables con gran sentido de apoyo mutuo, muy amables dispuestas a colaborar y contribuir tanto para iglesia como para aquel feligrés que necesite ayuda o simplemente compartir una experiencia con personas de distinta cultura e idealismo, como así mismo otras nacionalidades, logrando así rodearme de un ambiente de cristiandad y familiaridad, especialmente después de cada Liturgia. Aprovecho de agradecer a cada uno de ellos en la comunidad por ser excelentes personas conmigo y por supuesto, con mi familia. Simplemente veo en ellos el reflejo de una verdadera cristiandad, quiero aprovechar de brindarle mis más sinceros agradecimientos al padre Dushan por su apoyo incondicional y siempre presente con cada uno de nosotros. Finalmente solo me queda por decir que soy una persona muy perceptiva, que el sentir una paz, alegría, apoyo incondicional y la presencia de Dios en esa pequeña iglesia, me incentivó a tomar la mejor decisión de mi vida. VOLVER A REENCONTRARME CON DIOS.
Maria Derzhavina
Pravoslavie.cl