Los dones del buen padre espiritual
Todo eso lleva a la contrición sincera y a la confesión de los pecados. A esta clase de padres espirituales y médicos del alma los pecadores deberían confiarles el tratamiento de sus almas.
En uno de sus libros, Filoteo (Zervakos) dice lo siguiente, en relación a cómo debe ser un buen padre espiritual: “La actitud de un buen padre espiritual, la alegría que se refleja en su rostro, el amor paterno con el que recibe al pecador, la dulzura de sus palabras y enseñanzas, el coraje que da a los más retraídos, el consuelo que otorga a los que han cometido muchos pecados y por eso han caído en la desesperanza, recordándoles los ejemplos de tantos pecadores que, arrepentidos, alcanzaron la salvación… Todo eso lleva a la contrición sincera y a la confesión de los pecados. A esta clase de padres espirituales y médicos del alma los pecadores deberían confiarles el tratamiento de sus almas”.
No es posible hablar de los sacerdotes en su calidad de padres espirituales, sin mencionar algo sobre la posiblidad de verse afectados negativamente por esta razón.
En el Antiguo Testamento encontramos: “Con el fiel Tú eres fiel, con el hombre intachable eres sin tacha; con el sincero eres sincero, y con el astuto procedes con astucia” (I Reyes 22, 26-27).
Podemos llamar el principio invocado aquí “principio de asimilación”. La psicología contemporánea lo llama “principio de identificación” y atrae la atención sobre algunas situaciones en las que esto actúa negativamente.
El problema consiste en el modo en que el padre espiritual debe evitar ser afectado negativamente, identificándose con los pensamientos y afectos negativos de las personas que confiesa. La respuesta a esta pregunta es: sabiendo conservar su “sistema inmunológico espiritual” a un nivel alto. Y esto se puede lograr solamente por medio de la ascesis diaria, de la “preparación espiritual” continua. La ascesis significa “trabajar consigo mismo”. En pocas palabras, consiste en determinadas “prácticas físicas” y determinadas “prácticas espirituales”. Algunas de estas ya fueron mencionadas y consideradas a profundidad. En mi libro “Medios y formas para alcanzar la santidad”, hago una enumeración y una discusión más extensa de estas prácticas: hacer postraciones, guardar silencio, concentrarse, mantener la lucidez interior, practicar la meditación, etc.
Fuente: Doxologia.org
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